Tal como se preveía, Donald Trump inició las primarias republicanas con un contundente triunfo en los caucus de Iowa, que lo afianzan como el gran favorito del partido para disputarle la presidencia de Estados Unidos al actual mandatario demócrata Joe Biden en las elecciones generales del próximo 5 de noviembre.
El magnate logró confirmar los casi 30 puntos de diferencia que marcaban las encuestas al obtener cerca del 51% de los votos, frente a un 21% de Ron DeSantis y un 19% de Nikki Haley.
Pasadas las 10 de la noche, hora local, el ex presidente salió a anunciar su triunfo en Des Moines. En su discurso agradeció a su equipo de trabajo, a los senadores republicanos que le manifestaron su apoyo, y también felicitó por el resultado de esta noche a sus principales contendientes Ron DeSantis, Nikki Haley y Vivek Ramaswamy. Asimismo, llamó al país a la unidad para derrotar en los próximos comicios al Partido Demócrata: “Es el momento de que el país se una, ya sean republicanos, demócratas, progresistas, y que resolvamos la destrucción que vemos como nunca”.
Iowa tenía un gran peso porque si Trump no obtenía el triunfo que esperaba su imagen de favorito indiscutible podría haberse visto mermada para el resto de la carrera y a falta de una semana para las primarias de New Hampshire.
Los habitantes de Iowa desafiaron las frías temperaturas para reunirse en más de 1.600 escuelas, centros comunitarios y otros lugares para el primer caucus del estado, mientras la campaña presidencial de 2024 se ponía oficialmente en marcha tras meses de debates, mítines y anuncios.
Una victoria dominante de Trump en Iowa reforzaría su argumento de que es el único candidato republicano capaz de enfrentarse al presidente demócrata Joe Biden, a pesar de los cuatro casos penales que enfrenta. El propio Biden se pronunció sobre los resultados del caucus republicano pocos minutos después de que Trump saliera a hablar públicamente. “Parece que Donald Trump acaba de ganar Iowa. Es el claro favorito del otro bando en este momento”, dijo el mandatario en X, en un mensaje para recaudar fondos.
El margen de victoria del ex mandatario fue siempre la principal incógnita de la noche, y los analistas sostenían que una diferencia superior a los 30 puntos, o un porcentaje de voto superior al 50%, estaría muy por encima de lo normal.
Sin embargo, son apenas los primeros resultados de lo que será una labor de varios meses por parte de Trump para asegurar una tercera nominación consecutiva por el Partido Republicano. Pero parece enviar un mensaje inconfundible al partido de que la nominación es suya y materializa los obstáculos que enfrentan los demás aspirantes republicanos.
Tanto DeSantis como Haley aspiraban a un buen segundo puesto que pudiera demostrar que podrían impedir la inexorable marcha de Trump hacia la nominación. El gobernador de Florida había apostado su campaña en Iowa, recorriendo sus 99 condados.
A partir de la próxima semana el calendario de las primarias llevará a los candidatos, entre los que también figura el empresario de biotecnología Vivek Ramaswamy, a New Hampshire, y seguirán en los demás estados hasta junio.
Las encuestas muestran a DeSantis muy por detrás de Trump y Haley en el estado más moderado del noreste del país, donde los republicanos elegirán a su candidato dentro de ocho días.
A diferencia de las elecciones ordinarias, el caucus de Iowa requiere que los votantes se reúnan en persona en pequeños grupos, donde emiten su voto secreto tras los discursos de los representantes de las campañas.
Históricamente, Iowa ha desempeñado un papel preponderante en las campañas presidenciales debido a su temprana aparición en el calendario electoral. Muchos consideran que brinda un importante impulso al ganador de la contienda de cara al resto de la primaria. Pero el ganador de los caucus republicanos no consiguió la nominación en las últimas tres contiendas de 2008, 2012 y 2016.
El estado, que apoyó al demócrata Barack Obama en 2008 y 2012, se considera ahora un estado republicano en las elecciones presidenciales, ya que los republicanos registrados superan a los demócratas.
La maquinaria de Trump está mejor organizada que cuando perdió Iowa en 2016, y ha desplegado su artillería por todos los estados en los que se produjeron las primeras nominaciones.
Ha estado organizando mítines ante multitudes en los que ha transmitido con una disciplina poco habitual su mensaje de que la inmigración y la seguridad fronteriza son los principales problemas de Estados Unidos.
Pero los asesores de Trump han dejado claro que quieren deshacerse de la competencia mucho antes de la Convención Nacional Republicana, y están muy interesados en que el partido se aglutine en torno al favorito antes de las múltiples citas judiciales, algunas de las cuales le exponen a penas de cárcel. De esta manera, el magnate republicano, que sueña con volver a la Casa Blanca, vivirá un año fuera de lo común en todos los sentidos, con idas y venidas en los tribunales.
Gran parte de la campaña se ha visto eclipsada por los problemas judiciales que afronta el magnate, salpicado por escándalos, que ha intentado utilizar los tribunales de todo el país para dominar la cobertura televisiva y recabar apoyos.
Entre tanto los demócratas también celebran primarias pero sin mucho misterio. Salvo alguna sorpresa de último minuto, el presidente Biden, que ya cuenta con un fuerte apoyo de su partido, será designado en agosto como el candidato demócrata.
Los demócratas de Iowa también celebran caucus y votan por correo hasta marzo, y Biden se enfrenta a dos aspirantes (la escritora Marianne Williamson y el congresista Dean Phillips), pero ninguno representa una amenaza seria.