Biden insiste en castigar a Irán sin disparar un solo misil, mientras que Benjamin Netanyahu y su Gabinete de Guerra definen una ofensiva militar contra Teherán que puede causar un conflicto inédito en Medio Oriente. Anoche, el secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III dialogó con su colega israelí Yoav Gallant para reiterar la posición de la Casa Blanca, pero la comunicación terminó como inició: en Jerusalén ya se tomó la decisión política de atacar y hoy se resolvería el blanco enemigo y el momento táctico.
Tras el ataque con drones y misiles lanzado por Irán contra Israel, Biden argumentó a Netanyahu que una réplica militar rompía la alianza de hecho construida con ciertos países árabes -Jordania y Arabia Saudita, por ejemplo- y encaminaba a la región hacia una guerra con final impredecible. En este contexto, el Presidente de Estados Unidos advirtió al premier israelí que quedaría aislado frente al potencial bélico de Teherán.
Netanyahu soslayó las explicaciones de Biden, y junto a su Gabinete de Guerra -integrado también por el ministro Gallant y el general Benny Gantz- definió que no alcanzaban las sanciones diplomáticas, comerciales o financieras para replicar el ataque perpetrado por Irán.
Desde esta perspectiva militar, Netanyahu, Gallant y Gantz ya deliberaron dos veces desde el domingo pasado y hoy se reunirán nuevamente para definir el alcance del ataque contra Teherán. Israel necesita el apoyo de Estados Unidos y también cree necesario replicar la ofensiva iniciada por Irán: estas dos líneas rojas determinaran la dimensión de los objetivos – o sus proxies- a destruir.
Frente a la probable reacción militar de Israel, el líder iraní Ebrahim Raisi fue contundente: “La acción más pequeña contra los intereses de Irán seguramente recibirá una respuesta severa, generalizada y dolorosa contra todos sus perpetradores”.
Mientras la Casa Blanca aguarda los resultados de la tercera reunión consecutiva del Gabinete de Guerra de Israel, Yanet Yellen tiene previsto anunciar medidas económicas y financieras contra Irán por su ataque con drones y misiles al territorio israelí. Los anuncios ocurrirían durante la conferencia de prensa que ofrecerá la secretaria del Tesoro durante las sesiones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Yellen confirmará la decisión política de la administración Biden de apoyar a Israel contra Irán, y en este marco describirá las próximas sanciones de Estados Unidos contra Teherán por sus acciones desestabilizadoras en Medio Oriente.
La estrategia diplomática de la Casa Blanca -a través de medidas económicas y financieras- es respalda por el Grupo de los 7, que además de Estados Unidos integran Alemania, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido y Japón. Estos países se pronunciaron contra Iran, pero rechazan la posición de Netanyahu sobre la necesaria réplica militar.
La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, señaló que “el derecho a la autodefensa significa defenderse de un ataque; las represalias no son una categoría en el derecho internacional”, en obvia referencia a los planes que define Netanyahu en Jerusalem.
Y añadió: “Israel ganó de manera defensiva; ahora es importante asegurar diplomáticamente esta victoria defensiva”.
Estados Unidos y el G7 sostienen que esa réplica contra Teherán implicaría una guerra total en Medio Oriente, adonde inevitablemente Irán y sus aliados -El Líbano, Siria y Yemen, por ejemplo- articularán una estrategia común a través de sus organizaciones terroristas y sus arsenales de drones y misiles cruceros.
A diferencia del capítulo bélico del sábado pasado, adonde Jordania y Arabia Saudita colaboraron en el esfuerzo defensivo, una acción militar de Israel obligará a esos reinos árabes a dar un paso al costado para evitar quedar entre dos fuegos enemigos. Jordania y Arabia Saudita rechazan a Irán, pero son muy cautelosos en sus movimientos geopolíticos.
La decisión de Netanyahu y su Gabinete de Guerra puede significar un conflicto con frentes abiertos en Gaza, El Líbano e Irán. En tanto, Israel deberá contar con Estados Unidos y el G7 para contener los drones y misiles lanzados desde Siria, Irak y Yemen.
No se descarta que Biden y Netanyahu vuelvan al teléfono rojo.