Los alimentos ultraprocesados (UPF, por sus siglas en inglés) deberían estar sujetos a advertencias similares a las utilizadas en los paquetes de tabaco debido a su impacto negativo en la salud, afirmó el profesor Carlos Monteiro, de la Universidad de São Paulo. Este destacado nutricionista, quien acuñó por primera vez el término “UPF”, hizo estas declaraciones antes del Congreso Internacional sobre Obesidad que se llevó a cabo en São Paulo.
El profesor Monteiro destacó que los alimentos ultraprocesados están reemplazando las dietas saludables a nivel mundial, a pesar de la creciente evidencia de los riesgos que representan. “Las UPF están desplazando a los alimentos más saludables y menos procesados en todo el mundo”, señaló Monteiro. “Estos alimentos son responsables de un deterioro en la calidad de la dieta debido a sus diversos atributos nocivos, lo que impulsa la pandemia de obesidad y otras enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, como la diabetes”, añadió.
Los alimentos ultraprocesados, fabricados en industrias y compuestos por ingredientes alterados, se encuentran comúnmente en aperitivos envasados, productos de comida rápida, panes y postres procesados, entre otros. Estos productos, que representan cerca del 60% de las calorías consumidas en Estados Unidos, contienen altas dosis de grasa, azúcar y sal, además de otros potenciadores de sabor. Según estudios, este tipo de alimentos activan poderosamente el sistema de recompensa del cerebro, lo que lleva a un consumo compulsivo.
Monteiro y sus colegas introdujeron la categoría UPF hace 15 años a través del sistema de clasificación de alimentos Nova, el que no solo evalúa el contenido nutricional, sino que además evalúa el grado de procesamiento de los alimentos. Este sistema clasifica los alimentos en cuatro grupos: alimentos mínimamente procesados, ingredientes culinarios procesados, alimentos procesados y alimentos ultraprocesados.
El profesor participará en el congreso con una presentación donde expondrá la necesidad de prohibir la venta de UPF en escuelas y centros de salud, y de aplicar una fuerte tributación sobre estos productos. “Los ingresos generados por estos impuestos deberían utilizarse para subsidiar alimentos frescos”, enfatizó.
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En países como el Reino Unido y Estados Unidos, más de la mitad de la dieta promedio está compuesta por alimentos ultraprocesados. Para algunos grupos, incluidos los jóvenes y las personas de menores recursos, estos alimentos pueden representar hasta el 80% de su dieta diaria.
La revisión más extensa realizada hasta ahora encontró que los UPF están relacionados directamente con 32 efectos negativos para la salud. Entre estos se incluyen un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes tipo 2, problemas de salud mental y muerte prematura.
Monteiro expresó su preocupación sobre el rol de las corporaciones alimentarias, comparándolas con la industria tabacalera. “Tanto el tabaco como los UPF causan numerosas enfermedades graves y mortalidad prematura. Ambos son producidos por corporaciones transnacionales que utilizan estrategias de marketing agresivas y hacen lobby contra la regulación”, argumentó.
El experto subrayó que las revisiones científicas ya no son suficientes para alertar al público sobre los peligros de los UPF. “Se necesitan campañas de salud pública, similares a las utilizadas contra el tabaco, para concienciar sobre los riesgos de estos productos”, afirmó Monteiro. Además, sugirió que los anuncios de UPF deberían ser prohibidos o severamente restringidos, introduciéndose advertencias en los empaques similares a las de los cigarrillos.
El científico también mencionó los motivos detrás de la popularidad de los UPF, señalando que las compañías de alimentos los hacen más prácticos, asequibles y sabrosos que las comidas recién preparadas. “Para maximizar los beneficios, estos productos deben tener un costo de producción bajo y ser fáciles de consumir en exceso”, afirmó Monteiro.
Monteiro hizo un llamado urgente a la acción en el marco del congreso en São Paulo, buscando cambios significativos en las políticas para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y mitigar su impacto en la salud pública.