Es el actor de los mil rostros, porque hay pocas películas en las que se haya visto su cara tal y como es. Con peinados extravagantes en Cry baby, tijeras por manos con Eduard Manos de tijeras, maquillaje de apache en El llanero solitario o muchos sombreros, ya sea en Charlie y la fábrica de chocolate o Alicia en el país de las maravillas, Johnny Depp se ha convertido en un maestro del disfraz. No obstante, pocos disfraces ha tenido más icónicos como el del Capitán Jack Sparrow de la saga Piratas del Caribe
Un traje que se acaba de volver a poner después de mucho tiempo, y con motivo de una muy buena causa. Aprovechando su paso por España, y en concreto por el Festival de San Sebastián, el actor tuvo un detalle que pocos olvidarán. Depp acudió al Hospital de Donostia para visitar a los niños con cáncer. Pero no de cualquier forma, sino que el actor tuvo la brillante idea de presentarse vestido con su característico traje de pirata, el mismo por el que lo recordaban e identificaban todos aquellos niños.
Así regaló una imagen para el recuerdo, con el sombrero, la barba, las botas y las joyas del Capitán Jack Sparrow, mientras iba saludando a todos y cada uno de los niños allí presentes, a los que se veía visiblemente emocionados. Depp no solo se había pasado por el hospital, sino que además charlaba con ellos e incluso se sacaba fotos junto a los niños, que por un día dejó atrás la muchedumbre del Festival de San Sebastián para hacer compañía a otros. Este gesto ya lo ha tenido en hospitales de otras ciudades como Londres o París, y es la única forma de ver a Depp de vuelta en su clásico traje, ya que lleva apartado de la saga desde la última entrega, Piratas del Caribe: La venganza de Salazar (junto a Javier Bardem), sin visos de volver a la franquicia por el momento.
Más allá de su visita al Hospital de Donostia, el actor de Ed Wood visitaba España para presentar su nueva película. No como actor, una faceta que ha ido dejando en un segundo plano si bien el año pasado protagonizó la película que abrió el Festival de Cannes, Jeanne du Barry. Lo ha hecho como director, un papel casi inédito en su carrera, ya que hasta la fecha solo había dirigido una película, y fue hace ya más de 25 años, en 1997 con The Brave, en la que tenía a sus órdenes nada menos que a Marlon Brando.
En esta ocasión su regreso como director ha sido con Modi, Three Days on the Wing of Madness, película de producción británica pero que cuenta con un reparto internacional, que va desde el italiano Riccardo Scamarcio (A Roma con amor), al británico Stephen Graham (El irlandés) pasando por el mismísimo Al Pacino. Basándose en la obra homónima de Dennis McIntyre, autor de la infravalorada cinta de gángsters El clan de los irlandeses, la película cuenta lo que le sucede en apenas tres días a Amedeo Modigliani, un pintor en la París de la Primera Guerra Mundial que se ve sin dinero y perseguido por la policía y que tiene que tomar una drástica decisión cuando se cruza en el camino de un marchante de arte americano. Tras su paso por San Sebastián, la película se podrá ver en cines a partir del año que viene.