Las relaciones dentro de la familia real británica siempre han sido objeto de especulación, pero las revelaciones sobre la relación entre Meghan Markle y el resto de la familia real arrojan nueva luz sobre las tensiones que llevaron a la ruptura. Según fuentes cercanas a la corte, la calidez y el afecto de Meghan, especialmente sus abrazos, generaron incomodidad entre algunos miembros de la familia, en particular el príncipe William.
Meghan, acostumbrada a una cultura más afectiva, expresaba su cercanía con abrazos y gestos cariñosos. Esto causaba que William y otros miembros de la familia real, acostumbrados a un protocolo más rígido, se mostraran incómodos.
«Esta actitud táctil hizo que William se sintiera incómodo porque Meghan lo abrazaba prácticamente cada vez que se encontraban», afirmó una fuente.
«Los abrazos y los besos en las mejillas alimentaron los chismes entre el personal de que Meghan estaba coqueteando con William», reveló.
Estas fricciones, sumadas a otras diferencias y conflictos, contribuyeron a la creciente distancia entre Harry y William. La situación que se agravó aún más tras la decisión de los Sussex de renunciar a sus deberes reales y mudarse a Estados Unidos.